¿Cómo funcionan las tarjetas revolving?


¿Cómo funcionan las tarjetas revolving?

Las tarjetas revolving funcionan de la siguiente manera:

  1. Línea de crédito: Cuando se solicita una tarjeta revolving, se establece una línea de crédito preaprobada. Esta línea de crédito determina el monto máximo que el titular puede gastar utilizando la tarjeta. Por ejemplo, si la línea de crédito es de $1,000, el titular puede gastar hasta esa cantidad en compras o retiros en efectivo.
  2. Realización de compras: El titular de la tarjeta puede utilizarla para realizar compras en establecimientos comerciales o en línea, de la misma manera que con una tarjeta de crédito tradicional. Las compras se cargan a la tarjeta y se acumulan en el saldo pendiente.
  3. Pagos mínimos: A diferencia de las tarjetas de crédito tradicionales, las tarjetas revolving permiten pagar solo un porcentaje mínimo del saldo pendiente cada mes, en lugar de requerir el pago total. Este pago mínimo suele ser un porcentaje del saldo total o una cantidad mínima establecida por la entidad emisora de la tarjeta. El saldo restante se financia y se lleva al siguiente mes.
  4. Intereses: Si no se paga el saldo total cada mes, se aplicarán intereses sobre el saldo pendiente. Las tarjetas revolving suelen tener tasas de interés más altas que las tarjetas de crédito tradicionales, lo que puede llevar a un aumento significativo de la deuda si no se gestionan adecuadamente.
  5. Cuotas mensuales: Si el titular decide no pagar el saldo total cada mes, la entidad emisora de la tarjeta ofrece la opción de financiar el saldo pendiente en cuotas mensuales. Estas cuotas mensuales incluirán el pago del capital más los intereses generados.
  6. Disponibilidad de crédito renovada: A medida que se realizan pagos mensuales y se reduce el saldo pendiente, la línea de crédito se renueva automáticamente. Esto significa que los fondos liberados pueden volver a utilizarse para nuevas compras.

Es importante tener en cuenta que, debido a los intereses y a las cuotas mensuales, el uso prolongado de una tarjeta revolving puede llevar a la acumulación de deudas considerables. Para evitar problemas financieros, es esencial utilizar estas tarjetas de manera responsable, pagar más que el mínimo mensual requerido y estar atento a los intereses acumulados.

Estas tarjetas permiten realizar compras con independencia del nivel de liquidez, equivaliendo estas compras a disposición de saldo en un crédito al consumo instrumentalizado a través de la tarjeta revolving.

Para devolver el saldo dispuesto del crédito revolving, existen dos vías:

  1. Pagar un porcentaje: los clientes que tienen establecida esta forma de pago tendrán que abonar un porcentaje fijo del saldo deudor cada mes. Suele aplicarse un porcentaje mínimo y máximo, que tienden a oscilar entre el 5% y el 25%. Si el porcentaje aplicado es del 5%, implica que el usuario tendrá que devolver cada mes el 5% de la deuda que tenga acumulada en ese momento.
  2. Pagar una cantidad fija: los clientes que tienen establecida esta forma de pago abonaran una cuota fija mensual, hasta que salden por completo su deuda. También se establece una horquilla de pagos mínimos y máximos.

Las tarjetas revolving también permiten devolver la totalidad del crédito a mes vencido, y en este caso funcionarían como una tarjeta de crédito al uso. La cuestión es que esta forma de pago no devenga intereses, por lo que las entidades emisoras no suelen promocionarla y buscan, de forma más o menos opaca, que el pago se aplace para poder cobrar intereses.

En definitiva, una tarjeta revolving funciona realmente como un crédito de consumo.

El límite de crédito y la forma de devolución se estipulan en el contrato de la tarjeta. De estos dos aspectos van a depender los intereses a aplicar, que pueden ser reducidos (e incluso inexistentes) cuando se opte por realizar pagos totales, o muy elevados si se opta por pagos aplazados.

Conforme el cliente va haciendo compras con la tarjeta revolving, y disponiendo del crédito pactado, tendrá acceso a menos dinero, ya que el saldo no dispuesto del crédito se irá reduciendo.

Del mismo modo, al pagar cuotas de la tarjeta, el cliente reintegrará saldo, y con ello aumentará el capital disponible. Es decir, la tarjeta revolving funciona como un fondo de dinero extra, del que se puede disponer y que luego hay que restituir poco a poco, pagando intereses.

Por tanto, estas tarjetas se comercializan como un instrumento de pago flexible, que permite disponer de fondos adicionales y reponerlos a plazos. Además, cada pago se convierte de nuevo en capital disponible.

Las tarjetas revolving son un instrumento financiero complejo que, si no se comprende y se utiliza de forma poco adecuada, puede aumentar muy rápidamente el volumen de endeudamiento e incluso en casos extremos, llevar a los clientes a la insolvencia.


 

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